El Sr. Pablo Narváez Díaz, de
quien soy hija y a quien, por tanto, me referiré como “Papito”, nació el día
25 de enero del año 1932 en el pueblo de Toa Alta, Puerto Rico.
Fueron sus padres Jesús Narváez y Felícita Díaz, quienes también
procrearon otros doce hijos. La
infancia de Papito transcurrió entre muchos cañaverales y pocos juguetes,
sobre todo, trompos.
A la edad de 24 años, el día 22 de febrero del año 1956 se unió en
matrimonio con Lolita Morales, “Mamita”, de cuyo enlace surgieron tres hijas,
Vilma, Elba y Letty; y diez hermosos nietos.
Durante algún tiempo aceptó el llamado que se le hiciera para servir
como parte del “jurado” en el Tribunal de Bayamón.
Amante del juego de pelota, disfrutaba escuchando por radio difusión la
serie profesional y la serie del Caribe. En
ocasiones ocupó el montículo como “lanzador” durante algunos partidos
entre amigos y hermanos en sana recreación.
Sirvió con honor a la patria, alistándose en las
Fuerzas Armadas. Mas luego de
cumplir su cometido, llegó a ser un gran soldado en el ejército de Dios.
Reconociendo que “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se
había perdido” (Luc. 19:10), tomó su lugar en las filas de Jesucristo,
Comandante Celestial, bajando a las aguas bautismales en la Playa de Vega Baja
el día 25 de marzo del año 1961, siendo bautizado por el entonces Presidente
de la Asociación Adventista del Este, Pastor Félix Rodríguez, y siendo
recibido como miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Piñas
cuando ejercía como ministro distrital, el Pastor Juan Meléndez. Desde entonces se gozaba en cantar: “Feliz el día en que escogí servirte, mi Señor y Dios.”
Otros himnos de su preferencia fueron:
“Gran gozo hay en mi alma hoy”; “Viene otra vez nuestro Salvador,
oh, si ya fuera hoy” y el himno “Mi Redentor, el Rey de gloria” cuyo coro
dice: “Que permanezca, no pidáis,
entre el bullicio y el vaivén. El mundo hoy dejar quisiera aún cuando fuese cual Edén; el
día nada más aguardo en que el Rey me diga:
“Hijo, ven.”
Papito siempre llevó a los jóvenes muy cerca de su corazón. Les apoyó y fue para ellos un fiel instructor. Les amó y fue para ellos un sabio consejero.
Se desempeñó por muchos años como anciano de iglesia y por algún tiempo como obrero bíblico. Presentó entre otros temas, la serie “Escapa por tu vida.”
Cultivó Papito sus frutos y hortalizas con suma dedicación. De manera complementaria Mamita estuvo 46 años a su lado, lo mismo en la siembra que en la cosecha, lo mismo en el estudio que en la oración.
Procuró con empeño el bienestar de toda su familia y de todos sus vecinos; de todos sus hermanos y de todos sus compañeros.
Su mayor gozo consistía en compartir el evangelio con cuantos entraba en contacto. Aún por escrito enviaba a menudo la Palabra de Verdad. Su último estudio bíblico lo ofreció el pasado domingo, 4 de agosto de 2002 a las 3:00 P.M. Papito hizo suyo el versículo de San Pedro: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las virtudes de Aquél que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
El pasado lunes 5 de agosto, Papito se quedó profundamente dormido para despertar al sonido de la trompeta en el día del Señor. El Ángel de Jehová lo guardará hasta ese gran día. Descansa en paz, Papito, “porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá y no tardará”. (Heb. 10:37)